El Reflejo De Un Sapo.
Ayer estaba de pie o sentado junto a la puerta del baño, un sapo. Entré de prisa y me senté en el retrete, más el sapo permaneció inerte, lelo, mirando con anhelo al exterior, que permanecía inundado por la lluvia impredecible de la noche anterior.
De pronto, en mi cabeza resonó lo siguiente: "¿En qué estará pensando el sapo? ¿Será lunes o será martes? ¡Es miércoles! No, no ¡Qué tontería! Eso no piensan los sapos." Quizás estaba sumergido en la duda, pensando si permanecía en dónde estaba, o se aventuraba a explorar el posible banquete que les dejaron las aguas. Alrededor, todo era charcos, pantano y bichos.
Meditando en lo sublime del momento, repasé en mi mente lo siguiente. "Estoy sentado en el inodoro con mis calzoncillos por los tobillos, haciendo lo debido, mientras veo a un sapo en la entrada del baño, justo por la puerta que da para el patio interno de la casa".
Este, continuaba tieso, muy quieto, no se espabiló cuando entré y aún seguía allí sin inmutarse. Tal parece un “coroto” de mal gusto, de esos que compran algunas doñas para retener las puertas, evitando que, al pasar una ráfaga del viento, a este se le antoje por simple travesura ir las cerrando de golpe.
Mientras continuaba divagando sobre en qué estaría pensando el sapo, seguí aún sentado en el trono del inodoro cuando de pronto, se me ocurrió la brillante idea de presentarme ante él y decirle: “ ¡Hola! Mucho gusto señor sapo, mi nombre es…”.
Pero antes de terminar de completar la frase que se desarrollaba en mi mente, el sapo, sin mediar palabra alguna, pegó dos brinquitos y ¡zas! desapareció de repente.
Suspiré por tal acontecimiento y me dije a mí mismo: “¡Vaya! Quizás no era un sapo pensativo, sino que estaba distraído…”.
No diré que más pasó después de ese acontecimiento, pero sí diré que me llevo a pensar si no fue ese momento no más qué mi reflejo en un sapo.
Viernes, 04 de octubre del 2024
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