Entre Amig@s

—¿Conseguiste vuelo?
—Nada...
—Si no consigues irte esta noche, quédate.
Celebra con nosotros y luego nos vamos a mi casa.
—¿Dónde, si no tienes espacio?
—Puedes dormir conmigo en mi cama.
Mando a los niños a su cuarto.
Prometo no tocarte...

Ambos ríen.

— Sabes que te amo como a una hermana... como una amiga. 
agregó ella finalmente.

Aquellas palabras movieron en él,
algo desconocido; tanto, que decidió no insistir con lo del vuelo.

Ya en la cama, frente a frente,
después de horas conversando y riendo por lo acontecido en la reunión,
llegó el momento en que se quedaron en silencio.

No se sabe si fue por efecto del alcohol
o por culpa del reflejo de la luna,
que, al iluminar sus rostros,
hizo que sus miradas cambiaran.

Él fue el primero en acercarse;
ella, por reflejo, imitó su movimiento.

Esa noche perdieron el juicio.
Más que eso: la memoria, la vergüenza, la confianza...
la promesa de ella de no tocarlo.

Sobre todo, a él se le olvidó que era gay...
jamás había estado con una mujer.
"Era su primera vez"

Se conocían desde muy chicos,
y ambos habían crecido amando al mismo hombre:
aquel que, más adelante,
se convertiría en el ex de ella,
padre de sus hijos
y, a su vez,
en el mejor amigo de él.




Por: Sandra Koenen 

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